Lo mejor que se puede decir de un alojamiento es que produce verdadera pena el abandonarlo. Y eso es lo que nos ha pasado a nosotros. Aparte de todas sus ventajas (un entorno agradabilísimo, unas instalaciones estupendas y un extraordinario trato al cliente) se hace imprescindible resaltar la figura de Alberto, que, junto a su familia, y con su trato, hace que te sientas como si estuvieras en tu casa y nunca como un cliente, sino como amigo de toda la vida. Alberto, gracias por todo. Y ya sabes: volveremos.